Resumen

Primera entrega del ciclo de lo invisibleSimón tiene todas las noches el mismo sueño y una enigmática mujer le desvela su significado : es la reencarnación de Milarepa, el célebre ermitaño tibetano del siglo XI, y que sentía hacia su sobrino un odio inexpiable. Para salir del ciclo de las reencarnaciones, Simón debe contar la historia de ambos hombres, identificándose con ellos hasta el punto de mezclar su identidad y la suya propia.¿ Pero dónde comienza el sueño, donde acaba la realidad?

Comentarios del autor

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En 1993, avisado por una amiga, fui a ver a un actor a un pequeño teatro. Sólo, representaba un relato sacado de la cábala, la leyenda del Golem. Dejemos las cosas claras : me encantó. Creí ver en escena al hermano que no tengo ; me parecía íntimo y cercano ; además de actor, era un cuentista que conseguía zambullir al público en una atmósfera de infancia atenta y maravillada.Emocionado, me dirigí a su camerino y, por una vez, encontré las palabras de agradecimiento.Entre Bruno Abraham Kremer y yo nació una plácida amistad.Él, atraído por todas las espiritualidades, había efectuado varios viajes al Tibet vitalmente decisivos. Por mi parte, obligado por el amor o por la amistad  a situarme al lado de enfermos graves, había sacado fuerzas regularmente de la sabiduría budista.Decidimos de manera natural dedicar, él un espectáculo, yo un texto, al personaje histórico Milarepa.En el S.XI, Milarepa siguió una trayectoria asombrosa : de bandido, llegó a santo.Dedicando su juventud a la venganza, ladrón, incendiario, asesino, dedicó el resto de su vida a caminar hacia la tranquilidad y el Bien. Las grandes figuras espirituales son siempre acróbatas, especialistas en saltos mortales. Recorren los extremos de lo humano. Nos alimentan con el ejemplo de su gran viaje, porque ellos llegan al final, mientras que nosotros, miles de millones de seres humanos ordinarios, nos las vemos y nos las deseamos con el Mal y el Bien, con el dolor y la felicidad, con la tranquilidad y la inquietud, sin establecernos nunca, sin purgarnos, sin comprometernos del todo. Milarepa tenía la pureza de quien ha llegado.He escrito un monólogo. Es una tipo de teatro que me gusta, aunque el pasado lo haya ignorado y el presente abuse de él. Porque se trata de teatro, y no de un relato.El monólogo no es más que la voz de una conciencia pero ofrece espacios de interpretación para el actor, da paso a otros personajes , a diálogos, a escenas, a cambios de entonación y de ritmo. En Milarepa, me las he ingeniado de tal manera que los « yo » se sigan, se confundan incluso, ya que el narrador Simon, un hombre de hoy, tiene que cerrar el ciclo de sus vidas anteriores narrándoselas al público. El monólogo se convierte natural y filosóficamente en un diálogo, triálogo, incluso más... Una experiencia desconcertante para el actor, pero aún más para el espectador. Al igual que nuestra amistad, nuestra colaboración, entre Bruno Abraham Kremer y yo, no se queda ahí ; escribí para él otro monólogo, El Señor Ibrahim y las flores del Corán, un viaje de la espiritualidad sufí, porque, en todas las religiones, siempre nos sentimos más cercanos de los más místicos.

Toronto, Canada, el 13 de febrero de 2000. Eric-Emmanuel Schmitt

Críticas

Le Monde - « Milarepa »

El aire de las cimas tibetanas atraviesa este monólogo encomendado a un hombre de hoy.... Eric-Emmanuel Schmitt se apodera de esta historia con una bella simplicidad, una fe, con una especia de luz que da a su pluma la sinceridad, el impulso, el esplendor...Olivier Schmitt

Le Midi Libre - « Milarepa »

Éric-Emmanuel Schmitt ha escrito una obra simple sobre un hombre que es un gran sabio del budismo, y que se lee en escena con gran facilidad.Transcribiendo el pensamiento de Shakiamouni, abre nuestro espíritu racional. Y nos damos cuenta de que el centro de las cosas aquí o allí es el mismo y se llama generosidad, conocimiento de sí mismo.

Radio-France - « Milarepa »

Es en un bello lugar, el claustro de la colegiala, para un texto que nos eleva, nos transporta lejos, hacia las cimas del Himalaya pero también hacia las cimas del pensamiento humano, el bien, el mal, como estar en el mundo, como encontrar su camino en el mundo. Éric-Emmanuel Schmitt demuestra que es un gran escritor con mucha humildad. Es un texto sin pretensiones, es un cuento, nos cuenta una historia inspirándose en historias verdaderas y en historias legendarias, poniéndose en manos del camino de Bruno-Abraham Kremer.