Cuando era una obra de arte

Resumen

No publicado en español.Un joven, al borde del acantilado de Palomba Sol,  está malogrando su enésimo suicidio. Si falla esta vez, es a causa de de un intruso que lo invita a seguirle, Zeus-Peter Lama. No conocer a Zeus-Peter Lama es «¡ Tener serrín en lugar de cerebro!"  Es el el artista mundialmente conocido que arrasa en el mundo de las artes y sabe hacer el ruido necesario para que la fiebre no decaiga. Se lleva a nuestro falso suicida a « El Ombrilic », su morada, y le propone un pacto mefistofélico : donarle su cuerpo para que Zeus lo transforme en una obra de arte viviente. La donación afecta al cuerpo del joven porque por lo que atañe al alma, ya no estamos en los tiempos de Fausto.A golpe de bisturí lo transformará en un bello monstruo, sexualmente hábil, que extasiará a las damas bobas de las exposiciones mundanas. Rebautizado Adam bis, el joven conoce la fama, vale su peso en oro y piensa que lo ha ganado todo hasta que descubre que ha perdido su libertad...

Críticas

Le Parisien - « Cuando era una obra de arte »

Este es el resultado de una apuesta imposible pero victoriosa. Eric-Emmanuel Schmitt ha logrado escribir un magnífico thriller con una temática que hace temblar, desagradable.¡Qué más dan los sobresaltos! El relato que empieza con el intento de suicidio del narrador, no para de interesar. (...) El estilo elegante y perspicaz de Schmitt transmite maliciosamente la enfermedad de nuestra época: la búsqueda de la celebridad.Su enseñanza, su filosofía, nos dejan a la vez perplejos y satisfechos.. Christine Arnothy

L'Express - « Cuando era una obra de arte »

Los pactos con el diablo siempre han seducido a los escritores: dame tu alma y te ofreceré lo que desees, gloria, amor o eternidad... Mucho antes de Goethe o Lenau, el mito de Fausto ha atormentado a poetas y novelistas y existen todavía hoy hábiles literatos para ofrecerle una nueva juventud. Eric-Emmanuel Schmitt juega desde siempre con los mitos fundadores: ya sea en el teatro o en sus novelas, los tritura, los despoja, los renueva, para después dárselos a sus contemporáneos como una serie de espejos, que apenas deforman, donde vemos, horrorizados, reflejarse a los demonios que creíamos desaparecidos.(...) Schmitt firma aquí un cuento moral tan molesto como divertido. Encontramos material para una reflexión profunda y urgente sobre el estatus de las obras de arte, la naturaleza del ser vivo, sobre el poder desmesurado del derecho, pero tambien sobre el discurso absurdo de una sociedad que ha eregido el reconocimiento, la juventud, y la belleza en valores universales. Desesperádamente lúcido.François Busnel

Le Républicain Lorrain - « Cuando era una obra de arte »

Una obra de arte que nos cuenta precisamente la historia de una obra de arte fallida. Diabolicamente original, cruel como la modernidad y elocuente como una parábola.(...) ¡ Menuda sátira de la comedia humana! Feroz y divertida, sin piedad y llena de verdadera compasión. ¡Gracias!Roger Bichellberger

Valeurs Actuelles - « Cuando era una obra de arte »

(...) Eric-Emmanuel Schmitt realiza aquí un alegre cuento satírico sobre el arte moderno y sus derivados. Revisitando los mitos de Fausto y Pigmalión, a la manera de Voltaire, instruye el juicio a los impostores que han confundido el escándalo publicitario con el genio creador. Aquí lo cómico rivaliza con lo grotesco. Pero basta con haber asistido a algunas exposiciones para saber que a menudo la ficción se asemeja a la realidad. Del Dadaismo a Buren pasando por el accionismo vienés, no han faltado charlatanes en el siglo XX. Al final Schmitt no ha exagerado mucho en este cuento bufo. Se ha atrevido con brío, lo que le honra en estos tiempos culturalmente correctos..Michaël Rabier

Notre Temps - « Cuando era una obra de arte »

(...) Un libro muy crítico sobre nuestros valores pero a la vez lleno de sabiduría y esperanza sobre la naturaleza humana.

Dauphiné Libéré - « Cuando era una obra de arte »

(...) Fabuloso y extraordinario!Con la lectura de Eric-Emmanuel Schmitt, el lector está a la espera. las frases cortas y los diálogos insuflan al relato un ritmo y una lectura frenéticos.

Notes Bibliographiques - « Cuando era una obra de arte »

(...) El autor de La parte del otro continúa su reflexión sobre el hombre, sus paradojas, denuncia la manipulación de las conciencias, el arte mercantil. Nos dejamos llevar con alegría por la elocuencia, la imaginación de Eric-Emmanuel Schmitt, sorprendidos por la sátira humorística sobre un mundo sin rumbo, idólatra y sometido. El autor indignado mantiene la fe en el hombre y una ternura que emocionan, alimentan la esperanza.

Le Soir - « Cuando era una obra de arte »

(...) Un cuento filosófico de una lógica implacable y a veces divertida.Jacques De Decker

Télé-Moustique - « Cuando era una obra de arte »

(...) Una historia que de tan "loca" es sublime.Sébastien Ministru

L'Hebdo (Suisse, Lausanne) - « Cuando era una obra de arte »

(...) Igual de hábil que inteligente, Eric-Emmanuel Schmitt nos demuestra una vez más que maneja a la perfección la fábula filosófica, ya sea como dramaturgo o como novelista.