Diderot o la filosofí­a de la seducción

Resumen

No publicado en español.

Denis Diderot inventó una nueva relación con respecto a la filosofía, una relación libre y sensual, hecha de placer, abandono y lucidez. Eric-Emmanuel Schmitt vuelve a poner en duda la imagen tradicional de Diderot, la del filósofo materialista, positivista y cientificista. Nos presenta a un Diderot problemático e incierto, tan tentado por la sombra como por la luz, por lo racional como por lo irracional. 

¿ Qué filósofo del siglo XVIII estuvo tan atento a la noche, al sueño, al delirio, a la extravagancia, al genio? Diderot se puso a la escucha de las contradicciones y de los callejones sin salida del espíritu. Para él la verdad se hace un ideal inaccesible, y el pensamiento  debe pensar en esta inaccesibilidad. El filósofo se emparenta más con la Esfinge que con Edipo, responde menos que interroga. 

Es una nueva filosofía que propone Diderot, así como una nueva manera de escribir filosofía. Lejos de las certezas, se atiene a las paradojas. 

" Veo por la mañana la verosimilitud a mi derecha, y por la tarde está a mi izquierda." Coquetea las teorías como con las mujeres, que ejercen su seducción sobre él, y Diderot nos propone finalmente una erótica de la filosofía.

Commentarios

Eric-Emmanuel Schmitt - « Diderot o la filosofía de... »

Diderot o la filosofía de la seducción- Comentarios del autor

Fantasía y honradez. Estas son, sin duda, las dos cualidades por las que quiero tanto a Diderot. Siempre ha aportado mucho, y no deja de hacerlo. Enseña cosas que no se enseñan : la libertad, la insolencia, la ligereza, la contradicción, la audacia.

A ojos de hombres estúpidos y serios es una persona poco frecuentable. Es sin duda por eso que no lo abandono.  De todas formas, guía sin absorber, no puede producir discípulos, y en ese caso sólo granujas porque nada bueno se aprende a su lado.

No estoy siempre de acuerdo con él, pero el tampoco, por cierto. Algunos filósofos como Kant- pero sobre todo Pascal- se acercan más intimamente a mis preguntas y a mis pistas, me contestan mejor, pero pertenece, junto a Lucrecio y Montaigne, a esa horda marginal y salvaje que tanto me gusta,y a los que llamo Caballeros de lo Incierto.

Sin embargo, me parece que es, con Pascal, sin duda el mejor de nuestros escritores filósofos.Lejos de aplicarse como el autodidacta Rousseau o de empequeñecer su pensamiento con sus fases como Voltaire, vive, busca, rompe toda retórica fundirse con sus estados de ánimo y se estremece continuamente con el baile de sus palabras.

Un modelo inaccesible, un modelo como escritor.

Paris, el 23 de agosto 2000

Críticas

Le Monde - « Diderot o la filosofà­a de la seducción »

Alegrías de la incertidumbre.

Ya no puede uno fiarse de nada. Nos lo repiten como si ahí estuviesen, necesariamente, grandes angustias. ¿Pero por qué lo incierto tendría que ser triste ? Miren a Diderot. Lección de alegría. Huyan del cambio. Aborrezcan lo aleatorio. Escapen de las fluctuaciones. No dejen que los insidiosos miedos a lo inesperado y las desconcertantes sorpresas de lo imprevisible se apoderen de ustedes. Prefieran lo fijo, lo inamovible, las certidumbres duras como rocas.

Busquen lo que permanece... Eso es lo que les repiten. Que sea en el mundo de las ciencias o en el de la política, en el campo de las religiones o en el de las filosofías, desde hace mucho tiempo el mensaje es el mismo. Más valdrían verdades que duren y palabras inoxidables. Viejo refrán. Que conoce sin embargo, en este fin de siglo, un singular repunte de actividad. Admítanlo, les dicen, la gran inquietud de los tiempos presentes es el ya no poder contar en nada. Ahora, todo cambia contínuamente. De ahí provien eun gran pánico.

Intentaremos ofrecerles, según el caso, para remediar este error de lo incierto, una enciclopedia, una religión revelada o un neo-fascismo. Entre los antídotos  para esta verbena del miedo, no olvidar a Diderot. Pertenece al pequeño grupo de los alegres de lo incierto. No son muchos, los pensadores que se regocijan con los eclipses de verdad.¿Quién, de entre los filósofos, se acomodan alegremente con el hecho de que todo esté en movimiento, de que nada pueda asegurarse ?

¿Quién se complace constatando la inestabilidad incesante de todas las cosas ? Heráclito, Montaigne, Nietzsche. Seguramente grandes espíritus, pero tantas veces sepultados bajo las avalanchas del dogmatismo y del amontonamiento de sistemas que tendríamos casi el sentimiento de una presencia tenue,  Grands esprits assurément, mais tant de fois ensevelis sous des avalanches de dogmatisme et des amoncellements de systèmes qu'on aurait presque le sentiment d'une présence ténue,frágil. Razón de más para acordarse de Diderot, bella figura sin verdaderos discípulos. A día de hoy sigue tan solo como eligió estarlo en su época a pesar de su multitud de amigos.

Eric Emmanuel Schmitt ya ocupa un buen lugar entre el restringido grupo de don Denis. Su Diderot, recorre la obra entera de manera inteligente, sabia. Afortunadamente. Su conocimiento de los textos y de las doctrinas de la época es exacta y diversa : del fatalismo de Molière a las discusiones suscitadas por el pólipo de agua dulce - el estudio de Tremblay condujo a la pregunta : ¿es un animal ?¿Es un vegetal ?
Parece que nada escapa a la segura erudición del espectador. El espectáculo de la naturaleza, gran obra del abad Pluche, la teoría de Leangenahret, los trabajos de Needham, sobre la generación espontánea le son tan familiares como las mil otras referencias entre las que se movió Diderot fraguándose un camino arriesgado y diverso. 

De todas maneras, el mayor éxito de este libro está en otro sitio. Dirigido por una pluma clara y nítida, pone de manifiesto en el filósofo, la movilidad del pensamiento, el vagabundeo alegre que lo caracteriza. Lo que esclarece Eric Emmanuel Schmitt, no es pues un sistema de Diderot - no tiene. Es mùas bien el paso de un pensamiento a otro. La dulzura de la divagación de idea en idea, la felicidad de la incertidumbre

- Podría extrañarnos. ¿Inseguro Diderot ?¿Acaso no ha expulsado amargamente a los metafísicos esos « pájaros que se ceban en la niebla » ?¿Acaso no ha considerado a los teólogos como amigos de las tinieblas, a Dios como una palabra inútil y vacía y la incredulidad como el primer paso hacia la filosofía ?¿Será por despiste o por casualidad que se declara materialista y elogia al barón de Hollbach ? El interés del trabajo de Eric Emmanuel Schmitt es el mostrar de que manera Diderot es consciente de que el materialismo es una creencia y no una certidumbre. El filósofo descubre las tesis que tienen su favor permanecen, a fin de cuentas infundadas. 

Aguanta mal por esta razón, la seguridad dogmática de Helvetius o de La Mettrie. Al principio seguro de las verdades del sensualismo, Diderot se vuelve escéptico con respecto a sus propias convicciones. Se persuade de ello en vista de los límites de todos los conocimientos. Pero esta finitud no le parece trágica. Nunca cae en el pathos de lo incierto. Sin lamentaciones sobre el drama de lo efímero.¡Al contrario ! De la ausencia de certidumbre nace una fiesta sin fin. La búsqueda intelectual se torna libertinaje, se erotiza, sucesión indefinida de encuentros, seducciones, descubrimientos, inconstancias, diversidades, sorpresas... 

"Mis pensamientos, son mis rameras."

Nada de sentir vértigo por el escepticismo, nada de aniquilación por la duda. Ningún gemido frente a las seguridades que se escabullen, excepto de placer. Júbilo de lo provisional, entusiasmo por lo precario. El filósofo ya no es el cazador de verdades eternas.

En vez de lamentarse porque la cultura se desmorona, en vez de gemir porque la fe se pierde, en vez de asustarse porque ciencias dispares tienen que renunciar a ajustarse unas con otras, en vez de mugir so pretexto de que las técnicas avanzan y la naturaleza se agota. ¿Por qué no dejarse llevar por las múltiples seducciones de un mundo siempre diverso ?¿Dirán primero que es muy fácil y finalmente que es muy frustrante pasar sin cesar de una idea a otra ?¿Ojetarán que no podemos quedarnos indefinidamente mirando superficialmente un mundo de lentejuelas ? «  A menudo hace falta, le escribe Diderot a Sophie Volland,  darle a la sabiduría un aspecto de locura, a fin de darle sus entradas."

Roger Pol Droit